Son dos las principales amenazas a la sustentabilidad de los ecosistemas de la comuna de Panguipulli. Una, las empresas forestales, con sus plantaciones de pinos y eucaliptus, especies exóticas que ayudan a la desertificación de los suelos, al desecamiento de esteros y ríos, y que producen la muerte y erosión de los terrenos: la vida silvestre en una plantación es casi inexistente. No es posible recuperar las tierras que han sido dañadas con plantaciones de estos monocultivos. La excusa es siempre económica: dan trabajo a desempleados, y dado el crecimiento más rápido de estas especies, los dueños se aseguran el retorno multiplicado de su tan ansiado dinero en un plazo menor. Ambas excusas son MITOS, mentiras disfrazadas de verdades, que engañan las conciencias: los empleos no son significativos, pues no mejoran el nivel de vida de los pocos trabajadores que requieren, dada la alta tecnificación de la industria forestal. Y por otra parte, el crecimiento de pinos y eucaliptus NO ES mucho más rápido que el de un bosque fuerte de coigües o raulíes.
La segunda amenaza a la sustentabilidad, la constituyen las empresas hidroeléctricas, que se han propuesto invadir Panguipulli con sus represas. Endesa (España) y Colbún (grupo Matte) -las mismas que pretenden destruir la Patagonia-, con sus proyectos en el río Neltume; y SN Power - estatal Noruega, con los proyectos Liquiñe, Reyehueico y Pellaifa. Todas usan las mismas artimañas, que pusieron en práctica ya en el Alto Bio Bio: se aprovechan de las necesidades de la gente (aquellas que el Estado debiera cubrir), y les ofrecen dinero, fardos de pasto, cursos de "capacitación", empleos... Para ser más claros, compra de conciencias. Esto trae como consecuencia directa la división y desaveniencias entre los habitantes, en las familias y comunidades: los que les creen los cuentos y mentiras a las empresas, y los que saben que todos esos ofrecimientos son falsas promesas que traerán desgracias.
Pero claro, ese no es el único problema: el peor daño de todos es a la Naturaleza, a los ecosistemas tan diversos y al mismo tiempo frágiles en los que vivimos... que no podrán soportar por ejemplo, el desecamiento de los ríos y esteros en casi un 70% de su caudal original.
¿Y en que se sostiene tanta locura? Desde la dictadura de Pinochet, la totalidad de la energía eléctrica en Chile es de privados, y también los derechos de agua de todos los ríos pasaron a ser objetos privados de gran valor que se comercializan en el mercado... ¡desde entonces la ley no los considera un bien común! ¡¡Endesa es dueña de más del 80% de las aguas de Chile!!
Pero, dirán ustedes... ¡eso fue hace tanto tiempo! ¿cómo no ha cambiado esta desastrosa situación? Cierto, amarrados por la ley, han pasado casi 20 años de gobierno post-dictadura, y la Concertación gobernante se sintió tan cómoda con todo esto, le sirvió tanto a sus propios y mezquinos intereses, que nunca ha dado un sólo paso para cambiarlo, y la ley medioambiental es prácticamente inexistente. Con esto se ha hecho cómplice de la destrucción. Nuestro país ha sido despojado de sus caudales, ante la mirada resignada de todos nosotros... que colaboramos a mantener este sistema injusto si seguimos votando por los mismos, si seguimos viendo como pasa la vida mirando las noticias en la TV... si seguimos esperando al Chapulín Colorado que venga a defendernos.
Es nuestra opción ciudadana, seguir inmóviles resignados ante este poder ejercido de manera abusiva... o movilizar nuestras conciencias, organizarnos y participar en los espacios que legítimamente nos pertenecen. El progreso que daña la Naturaleza, NO NOS INTERESA.
(Pronto más novedades sobre estas "Amenazas a la biodiversidad")
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